Era la hora de huir
y se fue, sin decir:
"llámame un día".
Desde el balcón, lo vi
perderse, en el trajín
de la Gran Vía.
Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no
tienen mucho sentido,
una vez me contó,
un amigo común, que lo vio
donde habita el olvido.
y se fue, sin decir:
"llámame un día".
Desde el balcón, lo vi
perderse, en el trajín
de la Gran Vía.
Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no
tienen mucho sentido,
una vez me contó,
un amigo común, que lo vio
donde habita el olvido.
(Joaquín Sabina)
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